Mi amigo Abel Múgica decía que Fraga es como un signo más (+) trazado por el Río Cinca de Norte a Sur y la Carretera Nacional II que le atraviesa perpendicularmente. En sentido figurado se refería a que Fraga es municipio en progreso continuado o sea que va a más. Hay mucha riqueza, se genera mucho producto añadido, se mueven recursos, mucho se construye, hay mucho coches… y además ahora se puede comer más bien. ¿Y cómo se llama el nuevo restaurante? Naturalmente +… seguido de Billauba. Los Billaubos era el apelativo afectuoso, mote o hipocorístico, de una familia fragatina, cuya hija Cristina Guiral casó con Gregorio Abadía de Tardienta. De ahí surgió el nombre del restaurante, interpretando que el + era la aportación de Gregorio a los Billauba. Además mases se llaman las torres del campo, tradicionales construcciones del ámbito rural. En este restaurante está todo muy pensado. Y como siempre el nombre es lo de menos. Lo importante es lo que hay detrás de un nombre. Aquí en +Billauba de Fraga, detrás del nombre están Gregorio Abadía y Cristina Guiral, dos profesionales que ofrecen como mimo una destilación de sabores del Baix Cinca, imprimiendo a la cocina tradicional los nuevos aires de la restauración. Calidad en el producto, sabiduría en la elaboración, imaginación en las presentaciones. Gastronomía para disfrutar. ¿Qué se disfruta? Por ejemple, sopas con mucho sabor. Hay una sensacional de seis variedades de setas con un arroz de Grañen para darle cuerpo. Casi todo elaborado con generosidad en aceites del Cinca o del Bajo Aragón. Hay sinfonía de entrantes y pescados y carnes para todos los gustos. Mucho podríamos comentar porque celebramos reunión familiar (madre que cumplía 90 años) y uno que es “catacaldos” por gozo y afición probó de casi todo. Entre los entrantes me encantó una cecina de Astorga, homenaje a mi yerno Alfredo, entre el picoroso saber de aceite de olivas arbequinas. Nos gustaron a todos las croquetas de jamón, delicadas, que al parecer las hacían para menús de niños y se han incorporado a la carta de los mayores con todos los honores. Un rape en crocante con langostinos estofados hizo que se acabase el pan rebañando el plato. El bacalao con rissotto de chipirones y hongos fue muy celebrado. Los amigos de la carne pudieron disfrutar de lomo de corzo con castañas con salsa reducida al vino tinto, braseado al punto. Las galtas o carrilleras de cebón con robellones confirmaron la mucha importancia de Lérida y el Cinca en la producción de cerdo. El solomillo de buey a la parrilla también triunfó en boca ramirense y la paletilla de ternasco aragonés rubricó su justa fama. En los postres +Billauba disfruta de las muchas y buenas frutas de Fraga. Flan con manzana y pera o varias elaboraciones con base de futas naturales y toques de sus famosos higos secos. Lo dicho. Fraga es más. Ahora también es +Billauba. Ni más ni menos. Que es mucho. |